jueves, 30 de octubre de 2014

La canción que te debía

No me olvidé que aún te debo esa canción,
que hable de ojos que transpiran valentía,
que les refriegue a los indignos del amor,
lo que le augura a quien se brinda en hidalguía.

Me sienta bien y sigue siendo vocación,
el elegirte al despertarme día a día,
que no me cuenten más de que trata el amor,
si yo te miro y se confunde una osadía,

A vos te canto, querida,
A vos, que con lo que te sobra me iluminas,
Y brillas, despierta,
Mientras mis sueños riegas con estrellas,

Que el viento y tiempo fortalezcan a la flor,
que los colores se los brinda tu alegría,
y si hay espinas, las habrá por precaución,
por si las manos son carentes de utopías.

En las edades más acordes al dolor,
te vi dejando de aumentar la cuenta fría,
en el momento en que el momento despeinó,
fue por cumplir tus sueños llena de alegría.

A vos te canto, querida,
A vos, que con lo que te sobra me iluminas,
Y brillas, despierta,
Mientras mis sueños riegas con estrellas,

Que el tiempo crezca y nos abrace el corazón,
que las mentiras las digamos día a día,
Si en mi pasado tuve que darme con vos,
era el destino que juntarnos requería,

Cuando la noche se acostumbre a oscurecer,
cuando las nubes acaparen esta vida,
serán tus ojos armas del recomponer,
serán mis manos rayos para tu energía.

A vos te canto, querida,
A vos, que con lo que te sobra me iluminas,
Y brillas, despierta,
Mientras mis sueños riegas con estrellas,

martes, 14 de octubre de 2014

Cuatro para una

Un momento que saluda,
falta respeto al reloj,
cuando es de un corazón,
el embiste con ternura,
a cruzar tu alma pura,
despojándose el pudor,
aceptando que el amor,
no tiene edad ni clase,
enfurece con un pase,
y enloquece sin razón.

Te guardé versos cortitos,
únicos, solo para vos,
que decían de tu don,
sacudiendo sin dar gritos,
que sabe como perito,
que remonta en mis tumbos,
dejando besos profundos,
mirando que me derrito,
sin dejarme decir chito,
sacandome por el mundo.

Y en las noches de calor,
llegando en hora buena,
tu caricia me serena,
tu piel da convulsión,
la normal transpiración,
de dos almas enredadas,
que no se prohíben nada,
y llevando juntos el son,
mueren en el colchón,
con sábanas revolcadas.

Y sin cigarro prendido,
cuando giro sonriente,
dejando que me tiente,
mirarte, quedar perdido,
saboreando destino,
creando un continente,
entre la pequeña muerte,
y algún hilado tan fino,
que regaló el camino,
de vida para quererte.

domingo, 12 de octubre de 2014

Canciones de redención

Son recuerdos de lo incierto,
son versos que supe dar,
¿cuantos tragos te fui honesto,
y cuantos te hice pagar?

Las historias de cobardes,
son forjadas sin sangrar,
más las que narraban tus padres,
eran hitos de admirar.

¿Me escucharas cantar?
Por mis amigos,
por el que ya no está,
tapando el sol,
tapando el sol,
tapando el sol.

Deja que rompa esas cadenas negras,
nadie más que yo para verte llorar,
no te ocupes tanto de las letras,
y deja ya de sobre analizar,
¿Cuánto más jugando al profeta?
si en la tierra de uno no hay amor,
las frases que escribes tan sueltas,
son frases que emanan dolor.

¿Me dejarás cantar?
Por mis amigos,
por el que ya no está,
tapando el sol,
corriendo al sol,
tapando el sol,
nunca supo cantar,
canciones de redención.





martes, 7 de octubre de 2014

Así si.

Sentado tras su escritorio, rellenaba la libreta docente con información pertinente a cada alumno mientras éstos trabajaban en silencio. Aprovechaba ése momento de trabajos prácticos para rellenar el documento que después leerían los administrativos y opinarían sobre cómo dictaba la clase, y si se preocupaba por ellos.
En el momento en que comenzaba a rellenar el espacio donde expresa el diagnóstico del grupo, apoyó la birome sobre el renglón y pensó <<Los mataría a todos>>. Sin darse cuenta que uno de los alumnos más molestos, estaba a punto de reventarle un teclado en la cabeza a otro de los de peor conducta, sin darse cuenta tampoco, que había escrito lo que había pensado.
Un grito de dolor se escuchó en el aula y levantó la vista, dejó todo en su escritorio y se levantó de un salto para detener a los alumnos que se pegaban incesantemente con el teclado en la cabeza. Su paciencia estaba terminada desde hacía años, ya no quería dar clases en un sistema que incluía a cualquier inepto bueno para nada en las aulas. Tomó de un brazo a uno de los alumnos y le quitó el teclado sin mediar palabra. Los ojos del alumno estaban ardientes, los del profesor estaban inundados en sangre, el alumno atinó a pronunciar una palabra algo así como <<él empezó>> y el profesor le interrumpió su objeción, propinándole un golpe en la boca con el teclado. El alumno escupió dos dientes al suelo, un hilo de sangre colgaba de su labio inferior y los ojos, ahora cargados de lágrimas miraron incrédulos al docente buscando una explicación.
Los restantes compañeros guardaron silencio mientras la escena se apoderaba del momento, el compañero que había recibido los primeros golpes levantó su cabeza que había dejado contra la mesa del escritorio cubierta por sus antebrazos y antes de decir nada se cubrió nuevamente con sus manos, un golpe venía con inminencia de aterrizarle en su rostro. La velocidad del docente superó por varias décimas de segundos al alumno y éste cayó hacia atrás de la silla.
Dos alumnos que perdían sangre, uno que chorreaba el espeso liquido negro de la nariz y otro que con las manos intentaba detener el sangrado de la boca, veinte alumnos que miraban incrédulos al docente, que no entendían nada, o más bien entendían todo y no querían tener nada que ver con ese profesor, que ya enardecido, sentía que el oxígeno se había convertido en fuego, le quemaba las fosas nasales, los pulmones, y los brazos comenzaban a temblarle. La adrenalina se había apoderado de su raciocinio, amagó otro golpe al alumno que sangraba por la boca y éste subió las palmas de sus manos emitiendo un sonido gutural parecido a un <<espere >>. Cuando bajó las manos volvió a sorprenderle con un golpe directo en la nariz, con el canto del teclado que perdió varias teclas y sorprendentemente no se partió al medio. Con el mismo vaivén que traía del golpe al alumno que ahora yacía en el suelo y sangraba por la boca y la nariz, le aterrizó otro golpe al que sangraba por la nariz, sin darle tiempo siquiera a reaccionar, dejándolo caer desmayado, nuca contra el suelo. Partió el teclado contra la mesa del escritorio, las teclas y la sangre invadieron el aula y su camisa, cayó en la cuenta de que sería presa del linchamiento público, así que inmediatamente se subió al pedestal del docente y por fin habló.

- Así se pega un tecladazo, ¿alguien más quiere probar?
Todos miraron en silencio sacudiendo sus cabezas en señal negativa, por lo que el profesor continuó.
- Muy bien, ¿alguien vio algo?
Nadie dijo nada, todos de ojos abiertos como monedas de plomo le miraban esperando obtener una respuesta, así que sin mediar más silencio del necesario, prosiguió.
- Lo que sucedió, fue que estos dos subnormales se comenzaron a pegar mientras salí un minuto al baño, y cuando volví me encontré con éste espectáculo, ¿Queda claro?.
Todos dijeron por fin al unísono <<Si profesor>>
- Así me gusta – dijo el docente y continuó con la clase de manera normal mientras los dos alumnos vapuleados, habiendo aprendido una lección para toda la vida, poco a poco se incorporaban en sus asientos y guardaban silencio, mientras el docente terminaba la clase. -

Traducción

Si quisiera traducir aquello que generas,
apenas por hacer el intento de mostrarlo,
con palabras comunes y frases sinceras,
sin brisa, sin verano y sin otoño pardo,
perdería toda noción de la simple tarea,
por que tan fácil nos parece la empresa,
que embarcarnos es zarpar a toda vela,
y zarpar es encallar en tierras nuevas,
donde escapan entre dedos las arenas,
y la brisa, ahora si que nos despeina,
nos susurra caricias y primaveras,
el océano turquesa nos despierta,
y el sol que nos empapa da flojera.
es por ello que no vengo con lamentos,
y me mato por llevarte al firmamento,
de sorpresas que te ericen hasta el cielo,
de novelas que te hagan tomar vuelo,
con palabras que no esperes ni dormida,
con escritos que puedan hacer tu día,
con retazos de lo que ha sido una vida,
esperando casi siempre una mentira,
y encontrarme con verdades bien reales,
con el suelo de razones que me invaden,
y tus ojos con tus manos que me calen,
que me digan todo aquello que uno vale,
solamente por ser parte de tus planes.