martes, 14 de octubre de 2014

Cuatro para una

Un momento que saluda,
falta respeto al reloj,
cuando es de un corazón,
el embiste con ternura,
a cruzar tu alma pura,
despojándose el pudor,
aceptando que el amor,
no tiene edad ni clase,
enfurece con un pase,
y enloquece sin razón.

Te guardé versos cortitos,
únicos, solo para vos,
que decían de tu don,
sacudiendo sin dar gritos,
que sabe como perito,
que remonta en mis tumbos,
dejando besos profundos,
mirando que me derrito,
sin dejarme decir chito,
sacandome por el mundo.

Y en las noches de calor,
llegando en hora buena,
tu caricia me serena,
tu piel da convulsión,
la normal transpiración,
de dos almas enredadas,
que no se prohíben nada,
y llevando juntos el son,
mueren en el colchón,
con sábanas revolcadas.

Y sin cigarro prendido,
cuando giro sonriente,
dejando que me tiente,
mirarte, quedar perdido,
saboreando destino,
creando un continente,
entre la pequeña muerte,
y algún hilado tan fino,
que regaló el camino,
de vida para quererte.

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