lunes, 8 de julio de 2013

Una tarde en mis brazos

¿Quién fue el que encendió tus sueños,
para enseñarte a dejarlos solos y sueltos?
¿Quién endulzó su vida con tus mieles,
para amargar tus alas y evitar que vueles?

¿Qué truhán aseguró ser todo tu destino,
solo para poder esconderte del camino?
¿Qué ser más sombrío oscureció tu día,
vendiendo noches como fuente de vida?

Preguntas del montón que me pregunto,
sentidos sin razón que hoy son mi asunto,
resuenan sin tambores en mis poros,
tan listos y astutos que corren a todos.

Respuestas que no llegan en mis canas,
palabras del país de las no pronunciadas,
historias más cercanas que un vecino,
aireándose te invitan un buen vino.

Que tus sueños son para ser hoguera,
debes saberlos listos contra quimeras,
que tus mieles son más dulces si son tuyas,
desde el aire las regalas como finas musas.

El truhán que jure ser tu vida a olvidarlo,
que el camino es a tu lado y no guiando.
Que las sombras son buenas en verano,
bajo un árbol, y a los besos en el prado.

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