miércoles, 2 de octubre de 2013

Sin precio

Heredera de un imperio,
destructora de ocasos,
a muchos le quitas el sueño,
y no es por tus ojazos.

Pero a mi con tus armani,
no me compras en dos vidas,
un rato tranzo mis ideales,
para ver bien de que venías.

Tus palacios me intimidan,
tus caderas me seducen,
con esas cosas que te afilan,
pero no me marean las luces.

Asi que dame habitaciones,
en el ritz o en el barato,
que yo te beso entre canciones,
mientras haces volar tus tacos.

Y cuando creas que me tienes,
como si fuese una nación,
te diré que no te empeñes,
que en mi hambre mando yo.

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