lunes, 12 de agosto de 2013

Mieles apretadas

Guarda historias, suelta cuentos,
manos largas por la espalda,
muestra histerias por momentos,
besos cortos, lengua calma.

Manos graves por sus labios,
entrantes y atrapados,
ojos grandes arden calmos,
por algún lugar del prado.

Por las dudas, por el fuego,
panza llena y vino amante,
revolviendose en dos tiempos,
bienviniendo al visitante.

En la noche que se aborcha,
unas mieles que se amagan,
apretandose a la hora,
hubo ropas que volaban.

Y en algún lugar del sueño,
revivió sin reparar,
vuelta al cuerpo ya despierto,
vuelta y vuelta a transpirar.

Por sus gritos a erizar,
continuaron a su son,
con notas de piel y sal,
reventandose hasta el sol.

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