domingo, 24 de noviembre de 2013

Anuario Trece

Este año me he pasado,
escribiendo alguna historia,
en servilletas de un hotel,
cuando el barman me anunciaba,
que sería el último trago,
nunca le quise creer.

Conocí unas cien personas,
en abrazos que desploman,
y las aprendí a querer,
pero fueron mis hermanos,
los que me vieron llorando,
y me enseñaron a crecer.

Recorté las madrugadas,
cuando ya no daban nada,
para volver a soñar,
me quedé en las noches largas,
desarmando alguna cama,
aprendiendo a volar.

El verano vino amargo,
repartiendo apagado,
soledades de hormigón,
cuando algunos no creían,
cuando otros se reían,
les enseñé mi valor.

En materia de creencias,
preferí hablar de ciencia,
pues no tengo religión,
pero siempre hubo una iglesia,
que me calmó la conciencia,
cuando vino el apagón.

Las mujeres de primera,
fueron buenas compañeras,
las recuerdo, ¿como no?,
pero entre tantas solteras,
me di cuenta la mas bella,
es la que da conversación.

En un campeonato bravo,
sin estar clasificados,
arranqué antes de play-offs,
tantos años de sequía,
para vivir la alegría,
de gritar "¡dale campeón!".

Las canciones en la hinchada,
la garganta bien cascada,
con la banda del rincón,
achicando marihuana,
en la sudamericana,
otro año nos juntó.

Jugué al basquetbol sin piernas,
me tocó besar la tierra,
pero nadie me frenó,
aprendí que las derrotas,
entre amigos son muy pocas,
y tienen otro sabor.

En materia financiera,
no guardé ni una moneda,
y fue siempre fin de mes,
aprendí que en la abstinencia,
fue cuando tuve conciencia,
pero me olvidaba el diez.

Tantos ómnibus tomados,
tanto viaje a los codazos,
tanto baño que faltó,
pero me he acostumbrado,
a viajar siempre agarrado,
por si viene el sacudón.

Fui por la ciudad tangaco,
me quedé viviendo manso,
y un incendio nos sacó,
volví para el viejo nido,
donde no fui recibido,
pero igual de paso estoy.

Fui hasta la vecina orilla,
para ver cuanto rendía,
eso de la gran ciudad,
vi la parte mas concheta,
de una gran ciudad careta,
donde el sol no brilla más.

"Por las dudas vengan antes,
que Dolina es muy errante",
me decía antes de entrar,
una mina que apuraba,
en la fila de la radio,
pa' que nos guarde el lugar.

Le ofrecí una coca cola,
como gracias por la bola,
ya que nos vino a buscar,
nos paseó por todos lados,
y hasta nos pagó el boleto,
en el bondi federal.

Viajar y perderme un rato,
me ubicó en los zapatos,
de encontrarme una vez más,
de querer mis pocas cosas,
mucho más si no se tocan,
que resisten la humedad.

En las noches más jodidas,
me abrigó un amor de niña,
como nadie puede dar,
en los días que faltaba,
las paredes arañaba,
la extrañaba a rabiar.

De mi mano por el barrio,
va mirando, todo extraño,
descubriendo nada más,
de su mano, por la vida,
tendré siempre compañía,
¡quien podría pedir más!

Fui cazando los fantasmas,
hasta me enfrenté a la parca,
y contraté un profesional,
con Bill Murray y su equipo,
me estoy dejando limpito,
aunque no es para alardear.

Cada jueves a las nueve,
nos juntamos con los nenes,
para salir a cazar,
ellos traen la aspiradora,
yo les pongo las neuronas,
que me quedan por limpiar.

Muchos gritos me han pegado,
ni uno solo me ha llegado,
como el que mi vieja da,
que está mal de la cabeza,
y a ella no le interesa,
siempre va con su verdad.

Aprovecho este texto,
pa' decirte que te quiero,
y que vos también le erras,
que en la vida hay mil caminos,
y una traza su destino,
aprendiendo a tropezar.

Sin rodillas lastimadas,
nadie arriesgaría nada,
si no hay nada pa' ganar,
si el humano es un idiota,
y tropieza con mil rocas,
vos no lo vas a cambiar.

Ya Piaget te lo explicaba,
va a cambiar pañal por tanga
cuando lo quiera cambiar,
cuando pidas una mano,
voy a estar siempre a tu lado,
no lo empieces ni a dudar.

Al final de tanta historia,
si me falla la memoria,
es por tanto que pasó,
si bien tengo los videos,
a las fotos te las debo,
el vivirlo es lo mejor.

He tomado muchos whiskys,
en las barras más hostiles,
donde no volví a pagar,
he usado mis contactos,
mi parecido a mi hermano,
pa' poderme emborrachar.

Las ventajas en la vida,
no son como deportivas,
mucha vergüenza me dan,
aunque las haya aplicado,
lo hice siempre en ciertos lados,
donde la bondad no está.

Tantos puchos me he fumado,
tanto dinero tirado,
que me empieza a molestar,
este vicio de pendejo,
que siempre digo "lo dejo",
cuando me voy a acostar.

He probado con los libros,
con los chicles y es lo mismo,
siempre lo vuelvo a agarrar,
me di cuenta que es un cuento,
eso de los tratamientos,
no hay como la voluntad.

Pocas horas de docencia,
que me dieron la experiencia,
de querer elegir bien,
son las clases más honestas,
las que se dan con paciencia,
y no con muestras de poder.

Los alumnos más atentos,
y los otros más funestos,
que me hicieron aprender,
hay que ser mejor persona,
para que al llegar la hora,
sepan lo que hay que hacer.

Volví a dormir la siesta,
escuchando las protestas,
que en mi barrio siempre hay,
cuando el clima permitía,
a joder siempre salían,
y si llueve nunca están.

El sistema educativo
se esta poniendo de vivo,
reclamando sin parar,
que el docente no se olvide,
que ocupar por lo que pide,
es dar mucha marcha atrás.

No es cuestión de merecerlo,
el reclamo es muy honesto,
pero así no va a salir,
demos vida en silencio,
como hace algún colegio,
y no pidamos por pedir.

Tantas horas, tantos días,
tanta gente sin salida,
que mi vista registró,
tantos tipos sin familia,
tantos niños que mendigan,
tanta agua en el colchón.

Mucha vida que se viene,
mucha vida que se estrene,
mucha vida que se fue,
que iluminen los faroles,
entonando rocanroles,
y se besen con placer.

Siento que haya sido largo,
esto fue como un anuario,
y muchos palos reventé,
pero si hasta acá has leído,
serás más que bienvenido
cuando vengas a beber.

En el ultimo sexteto,
no les digo, les prometo,
me tendrán un año más,
escribiendo mucha letra,
seduciendo pibas tiernas,
viviendo sin calcular.

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