lunes, 24 de junio de 2013

Corazón al Plato

Aparecí un día a hurtadillas,
mientras hacías rimas insensatas,
cuando raspabas tus rodillas,
te di el aire que aún no respirabas.

Te enseñé duras paciencias,
palabras para sanar el alma rajada,
regaños para las apariencias,
tibias caricias a una mujer amada.

Cocí las mieles del fracaso,
cargué de pasión todos tus llantos,
pinté una vida en un trazo,
sostuve tus caídas con mis mantos.

Fui para las que estuvieron.
Estuve para las que quisieron más,
insultando a las que se fueron,
echando a las que pudieron entrar.

Te vi ceder ante el amor,
ganar compostura con emoción,
entre renuncias sin temor,
un par de ojos y una obsesión.

Vi tus noches más oscuras,
estuve cuando estuviste en la mala,
le conseguí luz a tus dudas,
fui la combustión que avivó tu llama.

Como buen humano eres,
de tropiezos y de piedras aprendes,
volví a saborear las mieles,
de victorias apretando tus dientes.

Volviste a caer redondo,
en la trampa y sin dar pelota,
otra vez por otros ojos,
el amor te convirtió en idiota.

Soy aquello que callas,
Aquello que escribes sin mentiras,
en momentos de fallas,
soy tu escape, tu voz, soy poesía.

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