miércoles, 2 de enero de 2013

Como un cantante



Quisiera estar feliz como Paul Mc Cartney cuando canta,
quizás cuando cante también goce de felicidad,
pero no, no soy feliz al completo señores,
la alcanzaré de atrás en el camino de la alegría.

Podría decir que seré feliz cuando en el mundo haya paz,
cuando el hambre no sea un diario negociar de naciones,
el día que el agua potable llegue a todas las esquinas del mundo,
y cuando el poder hacer cosas, no se vea opacado por el dinero.

Podría decir que sería más feliz aún, si todos los niños disfrutaran sonrientes,
si la injusticia acarreara discusión de inclusión, como palabra en los diccionarios,
sería realmente feliz, si todos gozáramos con carnavales en las calles de verano,
sabiendo que el trabajo nuestro está cuidado, y se puede vivir sin violencia.

Pero en el mundo que vivo yo, no lo veo pasar y los idealistas van muriendo,
el individualismo nos va ganando y la realidad nos aplasta desde varios lados,
el hedonismo, que tanto tememos entre amigos, nos invita a pasar con colores,
pero propone un precio, tan alto, que basta con perder la libertad para pagarlo.

Entonces no me pidas que sea feliz para agradarle al socio que está ansioso,
no me pidas que te ofrezca una sonrisa, cuando no tengo más que una camisa,
no me invites a cocteles caros, para mirar mis incendios entre los avaros,
ni me llames en tardes de domingos, cuando estemos cansados de perder.

No queremos eso con esta chica señores, y acá agradamos unos cuantos,
la vida es más que buscar la felicidad que nos están vendiendo en marquesinas,
la vida incluye las tristezas, las ganas de tener una solución que no aparece,
y sentirlo es propicio para saber escuchar, que el sentido nunca traiciona.

Cuando me enamoro un rato, en noches de guitarras y cantarolas,
cuando paseo de la mano por avenidas iluminadas y te canto al cielo,
cuando me descubro mirando el horizonte, bañado en sol sobre balcones,
cuando bajo la sombra de un árbol, leo sobre el destino con el diario del lunes.

Cuando me pasan cosas con la vida, de las buenas y de las no arrepentidas,
y me invaden sensaciones, que van ligadas a las cosas más espontáneas,
ahí es cuando veo, entre las nubes un rayo amarillo que abre el cielo,
que me refleja formas de luz y me hace alucinar con la belleza.

Y cuando veo en el universo, que dentro nuestro vamos a encontrar la solución,
de los problemas más intensos, de la humedad en la habitación del balcón,
del agua, del hambre, de la paz, de los niños, de los padres y de la sociedad,
ahí, cuando aprendo una verdad, es cuando me revienta los sentidos la felicidad.

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