lunes, 7 de enero de 2013

Cuatro dobles de un Gil


La cosa es tan fácil como la quieras hacer,
aunque por sencilla no se confunda, haragán,
le hablo de lo que más le importa en el ya,
de la vida, los amores, la economía, y algo más.

Venimos sin documentos al mundo antisocial,
y ya nos certifican hombres de derecho al primer respiro,
nos cuantifican y califican, denominan y organizan,
todo para poder brindarnos la ansiada libertad.

Que se confunde en una angustia de estados,
en la necesidad de turno del que toque gobernar,
y en el general de los casos más fuleros,
es la seguridad y por ella, vendemos la libertad.

Amando la naturaleza, el aire y la playa sin final,
es la soga que soporta la catapulta del preguntar,
y nos enroscamos en noches de fervores entre sabanas,
solo para no pensar en las angustias del mundo en libertad.

Vamos y venimos por la misma senda del amor,
el que ciego nos envuelve y locos nos acostumbra,
que nos mejora las feas conductas de mafiosos estrategas,
y que al táctico militar nuestro, lo vuelve una coneja indefensa.

Aunque nos rascamos los bolsillos para alcanzar el fin de mes,
no nos olvidamos que al principio de él, compramos el amor,
nos dedicamos a gastarnos energías en historias llenos de vida,
y lloramos hasta cobrar, los últimos cinco mugrosos días.

Normalmente nos acomodamos medio mes,
nos sacamos las ganas, ni bien nuestro trabajo dio frutos,
nos administramos las ganas, cuando media cosecha se ha perdido,
y nos quemamos las naves, cuando ya estamos por llegar al final.

En la vida, el amor y la economía parece ser todo igual,
a buen entendedor bastarán pocas palabras,
aprendamos en los ratos de vacas flacas y en angustia,
aprendamos a engordarlas responsablemente en libertad.

Y así en la cornisa del cielo donde se trazan los planes,
podemos sacarnos las ganas, en los últimos cinco días,
quemar las naves, llegando al final administrando energías,
de historias de cosechas perdidas y amores para comprar.

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